Manuel Alejandro Rayrán Cortés
Magíster en Ciencia Política
"El gobierno de Benjamín Netanyahu, que actualmente gobierna con la extrema derecha sionista de su país, ha sido claro en que no va a reconocer un Estado palestino"
El castigo colectivo perpetrado por Israel hacia el pueblo palestino, con la excusa de acabar con el grupo armado de Hamas, está allanando un camino para que se construya un orden regional post-estadounidense que podría ofrecer nuevos lineamientos de interacción entre los países de Asia Occidental con otras potencias.
Desde el pasado 7 de octubre, fecha en la que sucedió el ataque de Hamas contra la población israelí, Estados Unidos de América (USA) se ha dejado arrastrar de manera progresiva a un nuevo conflicto en la región de Asia Occidental. En principio, la administración de Biden envió dos portaviones y un submarino de propulsión nuclear a la zona; luego, cuando el conflicto empezó a agudizarse, Washington fue más allá y, en respuesta a los ataques contra el personal militar estadounidense en Iraq y Siria, inició un ataque militar en estos dos países.
Desde noviembre, cuando el movimiento hutí en Yemen, como forma de presionar a la comunidad internacional para que obligara a Israel a cesar el genocidio contra la población civil palestina, lanzó una serie de ataques en el Mar Rojo contra los barcos comerciales con bandera israelí o que llegasen a algún puerto de este país, USA, junto con el Reino Unido y otros países, respondieron con un bombardeo en territorio yemení.
El involucramiento de USA en el conflicto, no solo se ha materializado con el ataque de 85 objetivos a fecha del 3 de febrero de 2024, sino también ha generado diferentes reuniones diplomáticos de alto nivel con el propósito de buscar una “solución” con la que pueda restablecer su influencia en la zona, generar de nuevo una división entre Arabia Saudita e Irán, y retomar el camino para que los países árabes normalicen sus relaciones con Israel, como se estaba haciendo con los Acuerdos de Abraham.
Para lograr lo anterior, la administración Biden le ha propuesto al gobierno de Benjamín Netanyahu, la creación de dos Estados: Israel y Palestina, a cambio de que Arabia Saudita restablezca sus relaciones con Israel. Una movida que sin duda alguna podría generar grietas en las relaciones entre Riad (capital de Arabia Saudita) y Teherán (capital de Irán), luego de que desde 2023, con la intermediación de China, estas dos naciones lograron limar asperezas.
Sin embargo, la propuesta de USA está lejos de poderse materializar y se convierte, por el contrario, en una herramienta dilatoria para que Israel continúe con su castigo militar colectivo hacia la población civil palestina, sin que nadie lo frene. Lo anterior se debe a varias razones:
1-. Washington de nuevo vilipendia al pueblo palestino, cuando trata de hacer acuerdos políticos sobre la situación de Palestina con Israel y los países árabes, sin tener en cuenta a los propios palestinos. Por lo tanto, no puede hablarse de un acuerdo verdadero sin tener en la mesa de negociación a los actores que se verán afectados por esos acuerdos.
2-. El gobierno de Benjamín Netanyahu, que actualmente gobierna con la extrema derecha sionista de su país, ha sido claro en que no va a reconocer un Estado palestino y, en ese sentido, todo esfuerzo que haga USA para que los países árabes normalicen relaciones con Israel a cambio de un Estado palestino, no prosperará.
3-. El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán es de suma importancia porque ambas potencias, que competían por el liderazgo de la región, ofrecen tranquilidad al saber que existe un contacto directo entre estas. Además, Riad tiene claro que para Teherán la causa palestina es un motivo infranqueable y que China se ha convertido en un garante en la región, pues el gigante asiático les ha presentado un modelo de seguridad que está atado al desarrollo económico de la misma. En ese sentido, Arabia Saudita vería más beneficios en apostar a estas nuevas relaciones, que seguirle el juego a las estrategias de USA, que tendría como consecuencia una nueva posible división de la región.
En suma, la tensión generada en Asia Occidental por las acciones de Israel contra la población civil palestina, apoyadas por USA y aliados europeos, están conduciendo a que los países de esta región construyan un orden regional post-estadounidense y en el que sus propias interacciones y relacionamientos con otras potencias, como China, puedan ser la solución a muchos de sus complicaciones históricas.
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