Una quisiera haber comenzado este 2021 con mucha alegría y optimismo, pero siguen ocurriendo unas cosas que verdaderamente no sabemos qué pensar o qué esperar o dónde iremos a parar...
Primero, la alegría de saber que habían descubierto la tan anhelada vacuna para ver si por fin superábamos este "covídico" momento; paso seguido, el anuncio de que llegarían las dosis suficientes a Colombia en un ramplan y que en pocas semanas estaríamos todas vacunadas...
Yo, la verdad, les cuento que veo muy lejano el día que a mi me toque... Y en este momento de este escrito, no crean que les voy a seguir dando pistas... No, no, no, ni loca que estuviera, mija, no ven que así me calculan la edad... Jajajaja.
Lo que sí, es que me muera por el día en que me pueda volver a encontrar con mis amigas a celebrar que ya estamos todas vacunadas...
Y es que todo esto de la pandemia nos cambió la vida. Los pronósticos más optimistas dicen que las cosas nunca volverán a ser iguales… Yo en mis reflexiones he concluido que esa famosa frase de que todo tiempo pasado fue mejor, ahora sí que encaja perfectamente.
Así que esa falsa ilusión de que esperemos que esto pase, tan solo es un dulcecito más agrio que dulce. Ya nunca volveremos a andar por las calles de compras despreocupadamente, o saludando a nuestras amigas efusivamente.
Añora una la ida al salón de belleza, o la ida a almorzar afuera, o cuando me arreglaba toda pispa poniéndome uno de esos vestiditos hermosos que desde hace ya un año tengo aquí archivados en mi closet. Por cierto, te cuento que preciso hace un año me compré un par de mudas espectaculares, pensando en que se acercaba la época de grados, pero, mija, me quedé con toda esa ropa guardada.
Y ya para terminar por hoy, que por cierto, no me puedo ir sin mencionarles que el tal editor sigue haciendo conmigo lo que le da la gana. Resulta que ahora me mando por acá a este palomar, dizque la web del periódico, qué tal, no entiendo que oscuras intensiones tiene conmigo!!! Y bueno, les decía que para terminar, quería mencionar a los niños, esos mismos que ya no juegan en los parques; y a los adolescentes, los mismos que ya no bailan en las discotecas; y a las parejas, las mismas que ya no caminan cogidas de la mano ni se roban besitos en las esquinas; y a los abuelos, los mismos que ya no salen a tomar el sol y se mantienen despavoridos encerrados, dejándose ver solo de vez en cuando en las ventanas...
Sí que están cambiando las cosas, y de verdad que esas y muchas otras me causan mucha nostalgia... Pero bueno, no nos pongamos trágicas y mejor recemos para que Diosito quiera que todo esto termine bien...
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