Dos investigaciones del Observatorio del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), basadas en el control de la posible sobrepoblación de palomas y los métodos existentes para ello, ponen nuevamente sobre la mesa la estrecha relación que tiene con los humanos la Columba livia, más conocida como paloma de plaza.
Considerada una especie de tipo sinantrópico por contar con dos particularidades que las caracterizan: por una parte, su capacidad de adaptación a espacios urbanos, y por otra, la tolerancia a los humanos y a las condiciones propiciadas por él, es evidente su capacidad de supervivencia, pese a que esta especie no es originaria de nuestros ecosistemas colombianos y capitalinos, ya que su arribo al país se dio en durante el periodo de la conquista y colonia, con la llegada de los españoles.
La especie Columba livia es gregaria, es decir que vive en comunidad y es muy sociable, se encuentra adaptada al ecosistema urbano porque en este se le facilita la provisión de alimento y reproducción, además hay poca o nula presencia de depredadores que puedan controlar su multiplicación; a esto se suma la gran capacidad reproductiva de estas aves, lo que propicia un escenario favorable para su sobrepoblación, y con ello, que se generan consecuencias diversas que pueden impactar la salud pública, la de la misma especie y la arquitectura de los lugares donde se perchan, especialmente techos, cornisas, tejados o ventanas.
En lo que a salud pública se refiere, la literatura registra en promedio unas 30 enfermedades posiblemente asociadas a estas aves, considerando aquellas que padecen, como las que potencialmente pueden transferir. Cinco de ellas con mayor incidencia en los humanos (Histoplasmosis, Salmonelosis, Criptococosis, Estafilococosis y Psitacosis), asociadas a algunas afectaciones como asma, rinitis, inflamación de alveolos y otras reacciones alérgicas.
Algunas de estas enfermedades se transmiten principalmente a través de las heces de las palomas, y la probabilidad de su contagio está asociada a la concentración de individuos en un mismo lugar. Sin embargo, es pertinente aclarar que no todas las palomas de plaza están contagiadas o podrían ser vectores de enfermedades.
En cuanto al impacto arquitectónico, las heces fecales pueden estropear las fachadas de las edificaciones, especialmente cuando estas entran en contacto con el agua incrementando la proliferación de hongos u otros gérmenes.
“Podemos decir que en Bogotá hay sobrepoblación de palomas, o mejor una alta concentración de individuos cuando hay más de 50 de ellas en un mismo espacio, normalmente compitiendo por alimento o coexistiendo entre sí, incluso se dan momentos de grupos de más de 200 palomas en espacios reducidos. En Bogotá las plazas de Bolívar, Lourdes y La Mariposa, entre otras, presentan dicho fenómeno. Lo ideal es no verlas compitiendo y agrediéndose entre ellas por un espacio”, afirmó Mauricio Cano, líder del equipo de Sinantrópicos del IDPYBA.
En el Distrito Capital, el IDPYBA lleva a cabo procesos de manejo de palomas aplicando cuatro estrategias para la regulación de su concentración así:
1. Implementación de barreras antiperchamiento no cruentas, especialmente en edificaciones o lugares donde habitaban las palomas.
2. Estandarización de técnicas de esterilización en machos.
3. Retiro y descarte de nidos con huevos.
4. Desarrollo de brigadas para propender por el bienestar de la especie, además de importantes acciones de información, sensibilización y educación a la ciudadanía sobre su manejo adecuado y con relación a su coexistencia con los seres humanos.
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