Pluma & Papel
Por Hernán Acero Suárez
No sé cómo vamos a adaptarnos a las imprecaciones que sufre el idioma español; pues el buen hablar dice mucho de la persona. Pongamos dos escenarios para contemplar lo que viene pasando en este sentido.
Uno. Oír a un joven expositor que se expresa sobre las impresiones que tiene del mundo de los negocios que se apoya en la tecnología con plataformas diseñadas para transformarse y atender hoy, las nuevas exigencias de mercado. El expositor usa aquí una terminología especializada con nombres en inglés, principalmente.
Dos. Escuchar a un chico que interactúa en línea con sus compañeros virtuales de video juegos.
Ambos casos son dos cosas muy distintas. El primero, utiliza el spanglish para integrar extranjerismos que designan marcas o aplicaciones de las tecnologías usadas para poder moverse en la red informática y así interactuar con empresas, clientes y compradores de dichas herramientas en el mercado digital.
El segundo, un gamer que para chicanear de su destreza en los juegos, usa los extranjerismos pisoteando el buen uso de ambos idiomas, generalmente en estos casos, el inglés y el español. Y el español más que el otro.
Incluso en los dictados hechos en las aplicaciones de mensajería, vemos claramente que muchas de las reglas gramaticales se rompen por completo. Se escribe una k para reemplazar la conjunción ‘que’. Se emplea el signo de arroba @ dizque para integrar los géneros femenino y masculino en uno solo. Todo un adefesio idiomático en la escritura.
Esto apenas para dar un par de ejemplos de los otros tantos improperios que recibe nuestro idioma a diario en la era de las comunicaciones digitales.
Es verdad que el idioma es un ente vivo y por lo tanto cambiante, pero a lo que nos referimos es que actualmente asistimos a la fealdad como parte de la decadencia en el buen uso del idioma. Es cierto que el idioma apela generacionalmente a los modismos, a nuevas palabras que lo enriquecen o que lo debilitan; pero también es cierto, que sin conocer su buen uso nos vamos buscando atajos para desmembrarlo.
En el primero de los casos expuestos aquí, damos el beneficio de la duda, puesto que alguno de esos anglisismos no cuentan con una traducción exacta al español y que ya se van haciendo parte de las expresiones del castellano, como sucedió con la palabra ‘fútbol’ del inglés ´football’. Pero en el segundo de los casos, con los chicos sumergidos en la pantalla de los videos juegos adictivos, su falencia en el manejo adecuado del idioma, se hace evidente. Quizá no a todos los jugadores les pase lo mismo y se aparten de esta apreciación, pero hasta ahora no conozco a uno. Uno solo que hable y escriba bien el español; sino que además, si conoce el inglés, lo hable y lo escriba como debe ser.
Sin embargo, debo aceptar que esto viene sucediendo no solo en los países hispanoparlantes, sino también en otros países y con otros idiomas nativos. El atropello es total y se oye como un petardo puesto en los oídos.
Pero como digo, debemos aceptar que este fenómeno está pasando y debemos adaptarnos a estos cambios idiomáticos bruscos que se vienen manifestando. Porque las nuevas generaciones seguirán su camino, desconociendo las reglas gramaticales en el hablar, en la escritura y mucho más en la lectura, y debemos agregar que leer se ha vuelto obsoleto.
Leer en el buen sentido de la palabra. Leer con calidad de lectura. Lectura alimentada por la literatura, la filosofía, la narrativa, la poética o en los textos académicos de pensadores y profesores estructurados en la ciencia y en las artes del conocimiento que nos ayude a enriquecer el idioma y a transformarlo, fortalecido para el buen entendimiento y la comprensión humana en la comunicación.
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